lunes, 4 de octubre de 2010

Nuevo amanecer

Al fin la carcasa se abre,
el aire respira, aliviado,
tras una mirada redentora
de máscaras lúgubres, sin hueco en los ojos.

La pupila que caía hacia abajo
abre sus cuencas anquilosadas
de óxido amarillento de un pretérito.

El amanecer dilata un nuevo día
lleno de páginas en blanco por escribir;
y nuevas tintas de fluidos vitales
rellenan mi pluma traída por el águila;

y mi voz resuena desde la altura,
capicúa de sonidos en nueva clave,
elevando mi estructura hacia el vacío
que rellena lo que antes rebosaba;
completando lo que debe ser sin ser;
susurrando lo que no puede ser prometido;
gritando aquello que es silencio;
callando al silencio con un grito;

mi infante agita el sonajero
rodeando la melodía con el tiempo,
involucionando a mi decrépito ser
hasta el huevo en el útero del averno;
al compás que replica mi sonajero
yo danzo la melodía junto al tiempo.

2 comentarios:

  1. Qué esperanzador poema llena de símbolos y de magia. Me regalaste el arcano de la estrella: la idea luminosa, la esperanza, el porvenir... Echaste el hilo a la fuente de la xana, luego, quien sabe, pero te volvió el deseo y lo celebro... MER

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  2. ¡Ole! Gracias de nuevo, Mercurio, precioso comentario que me llena de orgullo, y también a mis versos.
    Besos.

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