domingo, 5 de junio de 2011

El horizonte ha caído en el olvido


El horizonte ha caído en el olvido,
ya nadie mira los crepúsculos,
ni velan los suspiros en amaneceres
prohibidos, sueño de los pájaros sin dueño.

Palabras huecas en las bocas traicioneras
anhelan lo que llenas con tu brazo,
y tu voz es un cangrejo en la laguna
donde vierten los despojos de la aurora,
perseguida por el Santo:
matémoslo, hermanos, con silencio,
con los bailes de  máscaras sangrientas
y los tambores redoblen la venganza;
que las canciones tiemblen las montañas;
que ellas nos recuerden en el tiempo
que un día fuimos libres como el águila;
que un día habitamos junto al viento;
alcemos en alto nuestros miembros,
mostremos al mundo nuestras yagas,
robemos el pan al centinela
que vela en la puerta del Olimpo;

calla el grito en las palabras
y grita el silencio con tus armas
que ya aguardan demasiado,
sé que tú lo sabes, sé de lo que callas.

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