viernes, 9 de septiembre de 2011

Las noches y los días

La noches y los días disipan
las innobles vestiduras de mi alma.
Alma voraz, de presa, taciturna,
sedienta de vestigios en albas traviesas
donde la moral se precpita, aguileña,
profundizando hacia abismos verticales.
Y el pájaro vespertino ya advirtió
a mi razón ciega, sorda, rapaz,
carente de equilibrio cuando lloro;
cuando atravieso precipicios escarpados
que no recuerdo, impreciso, tras mi paso;
cayendo lánguido el esmalte de mi larva;
deshojando mis nostalgias de alamedas
en las eternas avenidas de mis noches.

¿Y luego lloras, poeta loco?
Y luego lloro, sí, pero también danzo,
junto al reloj sin tiempo ni cronómetro,
tras el tic-tac que suena sin oídos
por espirales subrepticias sin retorno.

Y luego lloro, sí, pero también río;
río como sólo ríe el loco,
junto al la felicidad que habita
en los acertijos incompletos;
junto a la sonrisa que adivina
el rostro despojado de su máscara.

Hasta que, de nuevo, el ocaso;

hasta que, de nuevo, la mañana
se viste de zapatos, camisas y corbatas.

4 comentarios:

  1. El poeta, el solitario, el loco, el espejo, la cordura, la locura y el rostro perplejo ante el espejo... me han encantado tus letra y ha sido un verdadero deleite visitar tu página...
    Un gran abrazo...

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  2. Hola Lorena:
    Encantado de tu paso por mi refugio de letras. Qué gran satisfacción que tu lectura haya rumiado los versos de este poema surgido del recorte de mis vestes, de la necesidad de gritar desnudo y sin máscara, sin pretender alcanzar nada, más que el propio grito, o tal vez, el propio silencio que calla y otorga.
    Satisfecho, aún más, de que te haya gustado...
    Un abrazo, compañera.

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  3. Me encantó este poema,y todo tu blog!
    Besos!

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  4. Gracias Sildelsur, qué grato que te guste este no-lugar donde todo cabe.
    Un cordial saludo. Pablo.

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