viernes, 4 de junio de 2010

Campana de bronce

Las puñaladas de color que procuraste

suenan como la campana de bronce de mi mesita de noche;
Dos guardianes, envueltos por este sonido, velan mi almohada;

uno, dice vigilar mis sueños, y el otro, los tuyos.

El humo de la pipa del barquero se apaga,
lo entiendo,
estás conmigo.

Anoche soñé con tu presencia en mi espalda;
sin imágenes;
sin palabras;
sin sonidos;
la presencia más pura,
la que comprendes sin sentido.

Esta noche guardaré mis canicas

en una cajita que enterraré a la orilla del río,

ahí donde en sueños me reúno contigo;

si esta noche vienes;
si esta noche me reconoces
y quieres navegar conmigo,
prometo que,
antes de abrirla,
antes de despertar y volver al mundo de los vivos,
prometo que te pediré permiso.

Davidrey


2 comentarios:

  1. Prometo que, te pediré permiso: El poema siempre está casado con algo o con alguien, la numen, con sus numerosos rostros, nos incita de forma contínua desde el pasado, presente e incluso anticipa las flores desconocidas del futuro, y aquí estamos, dando fe de su magia, con nuestros versos, como si éstos estuviesen compulsados.
    Un abrazo Pablo.
    María.(Macarena.)

    ResponderEliminar
  2. Pedir permiso para despertar, es solo una bonita
    manera de regalarle a alguien un sueño... Gracias María
    Davidrey

    ResponderEliminar