El pensamiento intempestivo que se desprende de estas obras puede que se instaure en el lector tras su paso por ellas. Quizá, querido lector, una flecha alcance su mirada; quizá, querido lector, esta flecha lance su mirada hacia horizontes sin decoro ni censura; quizá, y tan sólo quizá, su mirada no vuelva a ser la misma. Si esto ocurre, habremos conseguido nuestro propósito: EL PATHOS DE LA DISTANCIA.
sábado, 29 de mayo de 2010
Perdido entre líneas
Corriendo; corriendo, me doy cuenta de que mis piernas son de plástico. Entonces, pierdo el equilibrio y, en un giro no intencionado, me transformo en un suspiro; poco a poco me elevo al olimpo de los desengaños, junto a otros suspiros, alborotados y desconcertados. Ya casi sin respiración alguien abre el tapón y caemos sin más por el vacío de una mirada sombría. Por un poro de la pupila me escapo, cayendo a plomo en un bloc de notas de un loco que, poseído, está escribiendo estas líneas desesperadamente; confundido, me pierdo...
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